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Vivir del baloncesto en España

Puedes vivir del baloncesto en España? La gente se pregunta si esta profesión te aporta los recursos económicos suficientes para dedicarte únicamente a ser jugadora. La respuesta es que en España sólo una pequeña minoría puede dedicarse al 100% a jugar.


Partiendo de la base de que hay dos ligas profesionales, la liga femenina endesa o liga 1, y la liga femenina 2. En la primera, una gran mayoría cobra por jugar, aunque hay jugadoras (normalmente jóvenes jugadoras de casa) que no lo hacen. En la liga femenina 2 es diferente, normalmente la mitad de la plantilla, o bien sólo 2, 3 o 4 jugadoras son las que cobran, y el resto de jugadoras juegan a cambio de nada. Me voy a centrar en dar detalles sobre la realidad de la liga femenina 2. Primero voy a hablar de los salarios. Después de la crisis económica sufrieron una fuerte bajada, se llegó a cobrar sueldos muy bajos y hasta ridículos, y aunque ahora la situación ha mejorado un poco, sigue habiendo jugadoras que cobran cantidades que rondan los 400 o 500 euros al mes. Con esto apenas te da para pagar las cosas básicas. Seamos conscientes de los esfuerzos que realizan las jugadoras para dar su máximo rendimiento, para cuidar su condición física. Para estar al 100% hay que cuidarse todo el año, no sólo los meses de competición. Las jugadoras profesionales en esta liga tienen una situación delicada una vez acaba la temporada, pues sólo tienen asegurado un sueldo de septiembre a abril y después de eso, desde mayo hasta agosto, deben buscarse la vida, porque la mayoría no están inscritas en la seguridad social, y este es un derecho que deberían tener todas las jugadoras que cobran. Esto hace que los meses fuera de competición sean muy complicados. Luego están las jugadoras que no cobran o que sólo reciben una pequeña ayuda económica, y se dedican a estudiar o trabajar y lo compaginan con el alto nivel de exigencia de esta competición. Para ponerte en situación, un día normal de una jugadora en este caso sería así: se levanta a las 7:30, entra a trabajar a las 9:00, sale del trabajo a las 17:00 o 18:00, tiene entrenamiento a las 19:30, físico una hora y pista una hora y media, acaba el entreno a las 22:00. Llega casa y sólo tiene ganas de ducharse, cenar y dormir, y al día siguiente la misma rutina. Los fines de semana tiene partido, y cada dos semanas viajes en bus en los que pierde el sábado entero y a veces parte del domingo o el fin de semana entero. Este tipo de esfuerzos son sobrehumanos, pero existe un alto número de jugadoras en esta situación. También me gustaría destacar el gran nivel que hay en la liga femenina 2, que está creciendo mucho los últimos años, pero las condiciones en las que nos encontramos entrenando y jugando las jugadoras no acompañan ni hacen justicia a la competición. Situaciones como las de no disponer de un fisioterapeuta en el equipo y tener que pagarlo la propia jugadora, o de unos servicios médicos en condiciones, son situaciones corrientes. Una liga con nada menos que 28 equipos, donde lo más llamativo y bonito es la gran competitividad que existe, pero que desde luego merece más profesionalidad, porque a las jugadoras nos exigen esa profesionalidad que muchas veces no sentimos que exista en los clubes. Es necesario que se cambien ciertos aspectos para poder mejorar las condiciones en las que nos encontramos ahora mismo, es un buen momento, porque las mujeres estamos obteniendo más visibilidad e impacto en el deporte, pero debería ser obligatorio cuidar las condiciones de trabajo en las que nos encontramos, tanto las jugadoras profesionales como las que no lo son. Y esto es trabajo de todas: jugadoras, clubes y federaciones, pero hasta que no haya un interés real por querer profesionalizar esta liga y darle la seriedad que merece, seguiremos hablando de esta precaria realidad.


C. Aponte López.

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